Uno de los inconvenientes de los equipamientos sanitarios es la sensación de desarraigo de sus usuarios debido a la dificultad de establecer un vínculo afectivo con espacios que en la mayoría de ocasiones están basados en planteamientos distantes y despersonalizados.
En este sentido la propuesta apuesta por una idea integradora en la que los dos volúmenes edificables de partida pasan a ser entendidos como dos mitades de un mismo conjunto separados por un espacio intermedio común que potencie y refuerce el concepto de colectividad.
Un espacio en el que se entremezclan los movimientos de los habitantes, las miradas, las conversaciones, las actividades, las plantas, el color, etc., configurando un patio doméstico hacia el que confluyen abiertamente tanto las viviendas en las plantas altas como el centro de día en planta baja.