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Una casita céntrica pero… ¡oscura, fragmentada y pequeña!
Esas son las sensaciones iniciales de esta aventura. Había que revertir esta situación y transformar sus 68m2 en una vivienda luminosa y espaciosa.
Desaparecen los falsos techos aprovechando los 2,82m de altura libre y se descubre la estructura metálica del edificio, manteniéndose en su estado original con el característico color amarillo que le confiere la protección de zinc que se le aplicaba antiguamente.
Se eliminan particiones poniendo en relación visual la calle y el patio interior, consiguiendo una clara ventilación cruzada y logrando un espacio pasante entre los dos focos de iluminación natural: patio y la calle.
Este espacio se articula alrededor de un módulo central exento que distribuye todas las estancias.
Un par de cintas funcionales bordean la casa en dos de sus lados sirviendo al módulo central. La primera de ellas se convierte en la cocina-lavadero-lavabo-ducha-tendedero-zona de instalaciones. La segunda de ellas como almacenaje-cama-vestidor-zapatero-zona de instalaciones.
Obra terminada
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