Aparentemente la existencia de un aparcamiento subterráneo puede limitar las posibilidades del espacio público que se desarrollará sobre él. Sin embargo con un único gesto, la propuesta pretende incorporar la infraestructura existente como un elemento activo capaz de enriquecer el espacio urbano e interactuar con él.
Úúnicamente con la realización de una serie de taladros se consigue una retroalimentación de la plaza con el aparcamiento subterráneo, equipándola, e incorporándole vegetación. Así, la totalidad del aparcamiento se convierte en un gran suelo técnico urbano.
Se manejan valores de sostenibilidad, mediante acciones sencillas pero contundentes. La sustitución del vehículo por el árbol, a través de la ocupación de una plaza de estacionamiento, reivindica los beneficios de la arborización del espacio urbano. La incorporación de pequeños huecos en el techo del sótano reinterpreta el concepto de lucernario, aprovechando la luz artificial del aparcamiento para iluminar la plaza, eliminando el gasto energético que supondría la iluminación convencional.
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