En una urbanización infrautilizada debido a su complejidad, funcional, formal y topográfica, pero llena de niños y no niños deseosos de disfrutarla, se impone la imaginación y el juego. El proyecto parte de la idea de la “media pista” como espacio deportivo o de juego frente a las “pistas reglamentarias” difíciles de encajar. Canasta, portería y red, como elementos de partida para la actividad vecinal. Y a todos estos espacios de juego se llega mediante un camino accesible, que se abre paso a través de la topografía ofreciendo un recorrido de medio kilómetro, por el que correr o simplemente pasear, disfrutando en ambos casos de las plantaciones autóctonas de bajo consumo hídrico, caracterizando los tramos por colores y aromas.